El sábado, en Jerusalén, la policía fronteriza israelí conocida como Magav –unidad especializada que ayuda al ejército israelí en operaciones policiales y antiterroristas, especialmente en Jerusalén y los territorios ocupados de Cisjordania, y célebre por su brutalidad– mató a tiros a Eyad Hallak, de 32 años, un palestino desarmado y con autismo. Hallak se dirigía a la ciudad vieja para ir al Centro Elwyn, un centro especializado en la atención de discapacitados. Según una investigación inicial, dos oficiales comenzaron a perseguirlo después de recibir la alerta de otro policía sobre “un terrorista armado”. Se organizaron protestas y se exigió justicia para Hallak en Jerusalén y Jaffa. Los manifestantes llevaron fotos de George Floyd, el hombre negro que fue asesinado por policías blancos en Minneapolis días antes y cuya muerte sigue impulsando protestas nacionales en Estados Unidos contra el racismo y la brutalidad policiaca. 

Las reacciones en los dos países mantienen diferencias de magnitud y valoración. En Estados Unidos, se destituyó a los cuatro policías y están bajo investigación. El alcalde de Minneapolis ofreció una disculpa oficial. Las manifestaciones se extendieron a muchas otras ciudades de Estados Unidos y a Londres incluso.

En Israel, los dos agentes involucrados en el caso fueron detenidos luego del incidente. Uno ha sido puesto en libertad, mientras que el otro quedó bajo arresto domiciliario. Las reacciones en las calles israelíes por la muerte del joven palestino apenas se escuchan; en otras ciudades del mundo no existen. La solidaridad internacional con el pueblo palestino decayó desde 1990 por el colapso de la Unión Soviética y la decisión de la Organización de Liberación de Palestina de colaborar con Estados Unidos e Israel mediante los acuerdos de Oslo; por su parte, la sociedad israelí entró después de 2001 en una fase de anestesia y de fervor patriótico impulsada por buena parte de la clase política. 

La muerte de Iyad Hallak no es la primera en la lista de víctimas con discapacidad mental de las fuerzas israelíes. Mohammad Jabari murió en marzo de 2018, Mohammad Habali en diciembre de 2018 o Arif Jaradat en junio de 2016. La humillación y la violencia selectiva por parte de la policía contra los palestinos en los territorios de Cisjordania, como contra los afroamericanos en Estados Unidos, son rutina. 

Los sistemas crean las condiciones para subyugar, oprimir. Si bien se trata de dos contextos históricos, políticos y demográficos suficientemente distintos, en ambos casos se identifican procesos discursivos y de política pública similares por los que se construyen imágenes y sujetos de “amenazas”. Poner de relieve sus resortes será una tarea cada vez más urgente, pues en ello se juegan la identidad nacional y la cohesión sociopolítica de Estados Unidos, Israel y muchos otros países.

Fuente: Marta Tawil,Agenda Levantina / Heraldo de México