Los lamentos de sed de los niños se escuchaban a través de las tiendas de campaña. Abbas le rogó a su hermano Husain: "Hermano, dame permiso, tal vez con la fuerza de mi espada pueda traer agua para estos niños pequeños".
Inevitablemente, se compadeció de su hermano y fue a coger el odre de agua. Niños y niñas indefensos se colgaron del regazo de su tío y derramaron lágrimas, trajeron la cantimplora seca y le pidieron agua a su tío.
La Luna de Bani Hashem levantó la cabeza hacia el cielo y dijo: "Dios no quites mi esperanza, tal vez pueda traer una cantimplora llena de agua para estos niños".
Omar Saed puso a cuatro mil jinetes en el Éufrates para evitar que los compañeros del Imam Husain se acercaran a él. Cuando el ejército del hijo maldito de Saed vio a Abbas frente al río, cerró su camino. Abbas dijo: "No temen a Dios, ¿Por qué el hijo del Profeta y sus descendientes deben morir de sed?"
Luego atacó a las filas enemigas. Entró al arroyo y llegó hasta el agua. Se llevó el agua a la boca y tan pronto como quiso beber, dijo: "Por Dios, no beberé el agua porque mi hermano, sus hijos y los demás tienen sed". Llenó la cantimplora y lo cargó en su hombro. El ejército vio a La Luna de Bani Hashem saliendo del Éufrates con agua y lo atacó. Esos cobardes rodearon a Abbas y no permitieron que les llevara agua a los niños. Durante la batalla, la cobardía del infiel se enfrentó con la majestuosidad de Abbas y arrojó una espada en el brazo derecho de Abal-Fadl, la mitad de su esperanza fue cortada.
Lanzó la cantimplora a su hombro izquierdo. El mismo tirano malvado dio otro golpe con su espada y también le cortó el brazo izquierdo.
La esperanza de Abal-Fadl se desvaneció.
Con gran dificultad tomó la cantimplora entre sus dientes para poder llevarlo. Fue en ese momento que dos flechas del ejército enemigo fueron lanzadas hacia Abbas, una de las dos flechas vino y se clavó en la cantimplora, después llegó la otra y se clavó en su ojo derecho y con los ataques del enemigo, finalmente Abbas cayó mártir.