Arabia Saudí ejecuta a un joven musulmán chií de la provincia de Qatif por acusaciones inventadas de terrorismo, mientras continúa la represión contra los disidentes.
El Ministerio del Interior saudí ha informado este lunes que se ejecutó la sentencia de muerte contra Adnan bin Mustafa al-Sharfa, acusado de haber “contrabandeado armas hacia y desde el reino”, según la agencia estatal de noticias SPA.
La Cartera saudí también ha alegado que Al-Sharfa formaba parte de una célula terrorista que tiene como objetivo desestabilizar la seguridad en el país, y planeaba atacar a las fuerzas de seguridad de Arabia Saudí en su cuartel general y matarlas.
Fuentes de la oposición saudí han rechazado todas las acusaciones contra Al-Sharfa y las han tachado de falsas. Además, han señalado que la ejecución está en línea con la política de mano dura del régimen de Riad para sembrar el miedo entre las figuras disidentes y sofocar la oposición a la monarquía.
El Ministerio del Interior saudí ha indicado que la pena de muerte se ejecutó, después de que la sentencia fuera confirmada por el Tribunal Especializado de Apelaciones y el Tribunal Supremo, así como, tras la emisión de una orden real para hacer cumplir la decisión.
La provincia oriental de Qatif, de mayoría chií, ha sido escenario de manifestaciones pacíficas desde febrero de 2011 con llamados a reformas, libertad de expresión, liberación de los presos políticos y el fin de la discriminación económica y religiosa contra esa zona rica en petróleo.
Desde que el príncipe saudí, Muhamad bin Salman Al Saud, se convirtiera en el jefe de Estado in pectore de Arabia Saudí en 2017, el reino ha incrementado las detenciones de activistas, blogueros, intelectuales y otras personas consideradas opositores políticos, mostrando una tolerancia casi nula con la disidencia, incluso ante las condenas internacionales de la represión.